La hija de una mujer asesinada en 1990 cuyo crimen permanece impune confirmó ayer que fue citada por la Justicia en el marco de la causa abierta para investigar si hubo jueces que pidieron coimas durante la primera instrucción del caso.
Se trata de Roxana Muriel, la hija de Marta Susana Trabuchi, a quien ultimaron en el interior de su departamento de la calle San Martín 1119, el 6 de enero de 1990.
Muriel fue llamada como testigo en las actuaciones que se iniciaron a raíz de dos publicaciones periodísticas: una nota de El diario del Fin del Mundo publicada el 5 de abril de este año, y una noticia aparecida en el portal Reporte Austral, el día anterior.
En la nota de este medio gráfico se hizo referencia al presunto pedido de sobornos por parte de magistrados que Elsa Mingorance (la madre de Trabuchi, fallecida unos días antes) le había contado a un grupo de personas, entre ellos varios familiares y algunos periodistas.
Según esa versión que Mingorance nunca hizo pública, la coima hubiera permitido el dictado de un fallo favorable a la teoría que la mujer tenía respecto del crimen. El juez “interlocutor” prometía la intervención de un segundo magistrado y en la negociación también había un funcionario judicial de segunda línea. Mingorance contó que se había rehusado a la negociación porque lo que buscaba era justicia, y no una sentencia comprada. Dos de los jueces aludidos ya no están en el Poder Judicial pero el tercero ocupa un cargo importante.
Por su parte en la nota de Reporte Austral, la propia Muriel declaró que su abuela le recordaba cada tanto esta frase: “La Justicia es un bien que se vende al mejor postor. Lo firmo yo, Elsa Mingorance”. Y agregaba Muriel: “Ella no bajó los brazos, se dio cuenta de que el enemigo era demasiado grande”.
Como consecuencia de estos artículos, el fiscal Daniel Curtale intervino de oficio y efectuó un requerimiento de instrucción que dio origen a una causa penal, que se encuentra en manos de la jueza María Cristina Barrionuevo.
El vocero judicial Anibal Rachid declaró en las últimas horas que también tomó intervención en el caso el Fiscal Mayor, Guillermo Massimi, y que resultaba “saludable” que la Justicia se investigara a sí misma.

“Un tema delicado que toca a gente con poder”

Muriel confirmó ayer, en dialogo con un periodista de EDFM, que ya fue citada como testigo y que aún no declaró porque cuando vino a la ciudad hace algunos días (reside habitualmente en Buenos Aires) la jueza Barrionuevo no se encontraba presente.
“Me enteré del caso al recibir la citación. No pude declarar todavía porque cuando estuve en Ushuaia no se encontraba la jueza Barrionuevo, pero declararé en breve”, ratificó la mujer.
Sobre el tenor de su testimonio, Muriel recordó que Mingorance “habló del tema con mucha gente: con casi todos mis parientes y con algunos periodistas. No sé cuánto aportarán mis dichos pero haré todo lo posible”, indicó.
También dijo que su abuela “nunca habló públicamente del tema porque su misión era encarcelar a los asesinos de mi mamá. Y porque además de eso, toda su vida cuidó de nosotros y sabía que salir a denunciar sabiendo que era su palabra contra la de otros significaba poner en peligro a su entorno”.
“Y la verdad es que eso mismo siento yo. Es un tema delicado que toca a gente con poder. Uno quiere colaborar, ayudar en lo que se pueda, pero no ser un kamikaze”, se sinceró Muriel.
En ese sentido, la mujer que integra una agrupación de víctimas de casos judiciales impunes en Tierra del Fuego afirmó que “todos estamos de acuerdo en que los cambios para mejorar este Poder Judicial se tiene que hacer mirando hacia delante. El resto es historia antigua. Las nuestras fueron causas muy empiojadas, desprolijas, que nunca van a resolverse. Hay que cambiar mirando al futuro”, reflexionó la hija de Marta Trabuchi.