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martes, febrero 24, 2009

"Cuando uno pasa a la función pública hay que aguantarse la que viene" Dijo Jorge Bustos...


Ex legislador provincial por la UCR, Jorge Bustos.


La protesta en el domicilio de los funcionarios no es una modalidad nueva, aun cuando para el concejal Gustavo Longhi, uno de los que utilizara el ‘escrache’ durante su militancia sindical y partidaria, sea una metodología “obsoleta”.
La novedad sí la trajo el ARI que, a diferencia de referentes de diversas fuerzas políticas que llegaron a sufrir daños en su propiedad, esquivaron huevazos y debieron escuchar todo tipo de cánticos e insultos, opta por la intolerancia y la descalificación como respuesta.
La semana pasada tuvo lugar el segundo “escrache” en el domicilio particular de la gobernadora, por parte de un grupo de trabajadores que reclamaban por su salario y por un Ministerio de Trabajo jerarquizado a partir de su accionar y no por el mero cambio de rango que le imprimió esta gestión.
Al igual que la primera vez, la gobernadora Fabiana Ríos y su esposo y concejal Gustavo Longhi, corrieron el límite de lo público para desviar el objetivo de la protesta hacia su hija menor -la única que se encontraba en el domicilio según dijeron- una adolescente que ya debe lidiar con el escándalo de los pasajes del Congreso para su cumpleaños de 15.

En esto también innovaron los funcionarios aristas, puesto que ninguno de los ‘escrachados’ a lo largo de la historia fueguina había puesto por delante a sus hijos o su familia para escudarse de los reclamos sociales, y todos ellos la tenían y la tienen.
Sin intentar reivindicar eventuales daños a la propiedad o las personas –que no se produjeron en este caso- las manifestaciones de protesta, cuando se realizan en la vía pública, son parte del ejercicio de un derecho que, le guste o le pese a unos y otros, forma parte -y enhorabuena- de las reglas de juego de la democracia.
Las marchas no sólo resultan molestas para los funcionarios, sino también para los conductores que deben lidiar con calles cortadas, para los comerciantes que a veces eligen cerrar sus puertas por razones de seguridad, para los vecinos afectados por el ruido de los bombos; y aun así siguen siendo un derecho, defendido y ejercido por los mismos que hoy condenan su práctica.





Bustos, curiosamente, fue ‘escrachado’ en su domicilio por Longhi y Ríos cuando era legislador durante el primer mandato de José Estabillo. Varias habían sido las protestas sindicales, con una modalidad que por entonces no era tan ‘obsoleta’ como ahora lo intenta presentar el gobierno.
Sin embargo y aunque a nadie pueda resultarle agradable el repudio, para el radical estos ‘escraches’ son “parte de la actividad gremial y política”.
“Cuando uno desempeña un cargo público, deja de tener vida privada y pasa a tener vida pública, por lo tanto la exposición es normal –expresó-. No deberían molestarse, es propio de la exposición”, insistió, observando que la forma de expresarse de los gremios no difiere mucho de su época de legislador. “Los funcionarios dejan de ser privados y pasan a ser públicos”, remarcó, como también que en la experiencia que le tocó vivir se agregaron algunos daños que tuvo que atender, cuestión que no fue así en esta oportunidad. “Mis amigos tuvieron que ayudarme a cambiar las cubiertas de la camioneta, sacar el aerosol de la camioneta por las pintadas, arreglar algunos vidrios. Eran las expresiones gremiales de aquel momento y varios de los que hoy son funcionarios eran entonces dirigentes gremiales”, apuntó.
No obstante en ese “escrache” no había nadie en la vivienda: la policía había dado aviso a su esposa de la marcha que se dirigía a su propiedad y alcanzó a salir antes. “Mi esposa cambió de domicilio nada más. Esto es así y cuando uno pasa a la función pública hay que aguantarse la que viene”, se resignó.




Mala memoria

La reacción de Gustavo Longhi fue el enojo, nuevamente, e idéntico camino tomó el ministro de Gobierno Guillermo Aramburu, al punto de expresar su malestar por gacetilla oficial, cual ‘reto’ a la franja de la sociedad que tan mal se había comportado.
Longhi se definió “indignadísimo” –con superlativo incluido para potenciar su malestar- y, borrando de un plumazo un pasado que lo tuvo como protagonista y organizador de varios ‘escraches’, le dio la espalda al reclamo de un Ministerio de Trabajo que funcione, para posar la mirada solamente el “atropello de la dirigencia gremial”, mezclando a una menor que circunstancialmente se encontraba sola en el domicilio.
Abusando de la falacia que él mismo construyó, planteó una situación de violencia que equiparó a una “extorsión familiar”, aunque la ‘violencia’ nunca llegó a ser tal, sino la manifestación de un reducido grupo separado de la vivienda por un fuerte –y armado- cordón policial.
“Este no es el camino”, dijo Longhi. La intolerancia, tampoco.

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Tarea para la Legislatura
Las inversiones en época de crisis

El ex legislador Jorge Bustos, además, opinó sobre la situación provincial y la tarea que debería darse la Legislatura para generar el marco apropiado que permita inversiones a mediano y largo plazo.
Mencionó las nuevas leyes nacionales que se dictaron como medidas de contención frente a la crisis e instó a “adaptarlas a Tierra del Fuego”, mediante el “rescate de ingreso de inversionistas para el país”.
“Eso es función de la Legislatura: crear, legalmente, un paraguas de protección a todos aquellos que quieran invertir en la provincia”, sostuvo.
Bustos desterró las inversiones a corto plazo, porque dejan problemas sociales que luego el Estado debe salir a atender: “Hay proyectos que se radican en la provincia que duran siete meses o un año, después la gente queda desocupada, los chicos sin escuela y el hospital abarrotado de gente que requiere salud”, advirtió.
Consideró que frente a la dependencia del gobierno nacional se hacen necesarias “articulaciones y gestiones”.
“Las gestiones no pasan por relacionarse amistosamente o por hablar por teléfono, sino por escribir, armar informes y expedientes para que la Nación mire hacia la provincia”, agregó.
Respecto del diálogo político, evaluó que si es superficial, como se ha dado hasta ahora, no sirve, porque no hay un trabajo real de elaboración de proyectos y medidas de contención. También criticó el dictado de leyes internas que van a contramano de la protección fiscal que rige en la provincia: “Lo que estamos haciendo es creando una imagen de inseguridad a los inversionistas. Ningún inversionista que decida venir a Tierra del Fuego va a venir con una inversión chica. Viene con una inversión grande que necesita seguridad jurídica”, subrayó.
Para Bustos la tarifaria corta forma parte de una metodología que “se monta normalmente en la coyuntura, soluciona el problema del momento y más adelante vamos a ver”. Asimismo, encendió la alarma por el crecimiento del endeudamiento de la provincia: “Si el crecimiento del endeudamiento tiene que ver con desarrollo e infraestructura, bienvenido sea; ahora, si viene solamente por gastos corrientes tenemos un problema en el corto plazo”, dijo.
Con autocrítica y retrotrayéndose a su etapa de legislador, indicó que el error de Estabillo cuando negoció el Acuerdo Nación-Provincia, ratificado por la Legislatura, fue atender las cuestiones a corto plazo, como el traspaso de organismos descentralizados de la órbita nacional a la provincial. “Si no se miran en el mediano plazo las cifras grandes, en el corto plazo se podrán solucionar pero después es un problema, y yo creo que en la segunda gestión Estabillo tuvo justamente este problema. Nosotros aprobamos una ley que inyectaba fondos frescos a la provincia”, recordó en referencia a los 60 millones en bonos que formaron parte de ese acuerdo. “Posiblemente el error en aquella ley era la disponibilidad de los mismos por parte del gobernador y el Ministro de Economía. Ellos, en vez de invertir en infraestructura, invirtieron en algunos organismos, principalmente entes descentralizados de los que se había hecho cargo la provincia. En el mediano plazo produjo endeudamiento”, dijo, dejando en el aire algunos puntos en común con el panorama que abrió la Cámara avalando el acuerdo de inversión china.

La UCR

Finalmente Bustos fue consultado sobre su visión del radicalismo y la tarea que debería darse como partido. Aclaró que recibió una carta de expulsión por parte del interventor, y que sigue a la espera de lo que decidan las actuales autoridades partidarias. “Yo no me quiero ir pero si alguien me abre la puerta y me pega una patada en el trasero, qué quiere que le haga”, expresó.
Para el radical la UCR “podría elaborar un plan de alternativa” y abrir un debate “entre las distintas fuerzas que hoy están, la Cámara de Comercio, las instituciones, los dirigentes barriales, porque en una lluvia de ideas siempre hay alguna buena que le sirve a la provincia”.
Por último instó a evaluar debidamente los proyectos que se aprueban, con observaciones negativas a los últimos, como el de telefonía celular: “En una fábrica que hace televisores trabajan 800 empleados para hacer mil televisores por día; en una fábrica que hace teléfonos trabajan 70 empleados para hacer 7000 teléfonos por día. El que hace el análisis de la comisión del área debería saber esto, porque el desocupado golpea las puertas de acción social de la provincia, de educación pública y de salud pública”, concluyó.

Fuente Provincia 23

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